jueves, 13 de agosto de 2015

Mi sombra me mira

Me miro en el espejo y mi reflejo se llena de sombra. 
Una negra, densa y horripilante sombra con mirada penetrante y profunda, aunque vacía.
Mi reflejo huye de esos cuencos, mis ojos de luz no quieren entrar ahí.
Respiro profundo, rezo-invoco-suplico que esa sombra esté tras de mí. Pero no... soy yo (uf...) ESO también soy yo. 

Ahora mismo maldigo el momento en que entendí el principio de polaridad.
Ahora mismo maldigo esos ojos vacíos a través de los cuales no quiero ver, pues eso significaría entrar en su (MI) piel, y no quiero. 
Ahora mismo maldigo haber abierto esta caja de Pandora que es mi inconsciente porque es tal mi oscuridad que sólo con tenerla en frente me paralizo.

Y entonces respiro, y recuerdo (o me recuerdan) que también soy luz; de lo contrario, ¿cómo podría ver mi oscuridad?
Y entonces, ¿cómo ha de darme miedo algo sin lo que la luz no existiría?
Y entonces me bloqueo porque la mente es grande y fuerte, y tiene mil tentáculos de los que no se escapa ni mi sombra. Y por más que quiere mostrarse, por más que quiere que la mire, mi mente me distrae con una mosca y yo la sigo, porque aquí estoy más segura.

Estoy en ello. Es sólo que estoy agotada.
Y desmaldigo lo madito; es mi sombra, enfadada, que llama la atención. 

Desde aquí, mi petición: que entre la luz y se muestre la sombra, (yo prometo no apartarte la mirada).


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