jueves, 6 de agosto de 2015

Mensajera y humana

Mucho tiempo sin pasar por aquí. Llegó de nuevo el momento, pues cuando algo en mí se rompe, los pedazos se convierten en palabras.

Resumiendo, puedo decir que el mayor de mis innumerables miedos es mostrarme. Más allá de expresar, comunicar o decir. MOSTRARME. 
He conseguido mirarme al espejo y reconocerme, no en lo que veo, sino en lo que soy. Empiezo a entender lo que soy y para qué estoy aquí, y créanme, no es fácil. Ya sé, nadie dijo que lo fuera. Pero, joder. 

Entré en el mundo de las energías y lo femenino por la puerta de lo personal. No pretendía nada más que estar bien y resultó que estaba acudiendo a la llamada de mi propia alma. Mucho ha cambiado mi vida desde entonces, mucho he tenido que aceptar, mucho he tenido que decir y no siempre a alguien que me crea. No sé si se aprende nunca del todo a llevar el san-benito de "bruja chiflada", pero se suaviza algo la situación cuando tu conciencia está tranquila, cuando sabes que lo que haces lo haces de verdad, por un bien individual pero sobretodo común, y que no engañas a nadie.

En estos últimos años, con mayor hincapié en los últimos meses, mi vida se ha ido dando la vuelta, liberándose de todo lo que para mí era firme, quedándose vacía, haciéndome plenamente consciente de que, más allá de mi alma, nada me pertenece y, por tanto, está fuera de mi control. Lo único que queda, entonces, es una voz que susurra "te lo dije, el plan se cumple, sigue adelante". Y aquí sigo, aunque no siempre es fácil. Y sí, nadie dijo que lo fuera, ya sé. Pero duele. A veces duele.

Y es que, a veces, me toca hacer de "mensajera divina" y dar mensajes a gente de mi alrededor, a la que quiero. No saber cómo van a reaccionar, si me van a creer o no o si van a pensar que he perdido (del todo) la cabeza son dardos cargados de veneno paralizante que mi mente dispara contra mi ser. Cuando está muy herido, el mensaje se queda conmigo, la mente ha ganado; cuando no lo está, hablo, comunico el mensaje y a veces imploro, no que me crean a mí, sino que escuchen lo que se dice a través de mí, pues sé que es importante. Y entonces rompo a llorar porque nunca sé del todo si hacer eso, cumplir con esa parte de mi misión, hace que la gente a la que quiero se aleje de mí.

Sé que estamos aquí para algo y ese algo es grande, debe ser cumplido y depende de nosotrxs. Me hago responsable de mi parte del trato pero pido entonces que se entienda que tengo miedo a mostrarme. Porque estoy aquí, también, para ser humana. Aunque eso no sea una excusa.

1 comentario:

  1. Bonita, sé de lo que hablas...Simplemente sé tú, sin importar el resto. Ánimos y abrazos luminosos!!

    ResponderEliminar